Coven Throne. Nivel 4
Coven Throne o Trono del Aquelarre Warhammer
Los Coven Throne o Tronos de Aquelarre son tronos grandes y exquisitamente lujosos que llevan a un aquelarre de Vampiros a través del campo de batalla, llevados en alto por los espíritus difuntos de aquellos asesinados por el Vampiro.
Compensar una existencia maldita con grandeza y lujo es un tema común entre la élite de los Vampiros. Un verdadero señor o señora de la no-muerte se niega a revolverse en el barro de un campo de batalla como un vulgar campesino o a contentarse con la dudosa dignidad de sentarse a horcajadas sobre una bestia funeraria. En su lugar, los monarcas de la noche suelen ser llevados a la guerra en palanquines dorados conocidos como Coven Throne o Tronos de Aquelarre. Estos armazones de hueso son sostenidos por los espíritus difuntos de aquellos que se enamoraron de sus dueños y no obtuvieron nada a cambio, salvo una muerte violenta. Los hombres mortales tiemblan de incredulidad ante la exótica belleza de las sirvientas que descansan sobre estos Tronos de Aquelarre, hipnotizadas por una mirada seductora, un beso en el aire o un sutil dedo que les hace señas para una servidumbre eterna.
La leyenda de los Vampiros tiene su origen en el reino desértico de Lahmia, y son los lahmianos los más famosos por el uso de los Coven Throne. Los que proceden de esa tierra se consideran los primeros entre la aristocracia de la noche, ya que su ciudad oscura fue la primera en soportar la maldición del vampirismo. Todos los lahmianos descienden de Neferata, la Reina de los Misterios, de la que se dice que desprecia a los hombres con pasión.
En consecuencia, muy pocos lahmianos son varones. En cambio, las doncellas más encantadoras son elegidas entre las familias nobles de Bretonia y el Imperio y se les concede el Beso de Sangre. A continuación, se hacen con el control de los humanos que les rodean con astucia e intriga, ya que los Lahmianos se interesan activamente por los asuntos humanos: nadie sabe cuántas excéntricas nobles, viudas y damas de alta alcurnia son, en realidad, miembros de los No Muertos. Los Lahmianos son criaturas hedonistas y autocomplacientes que se esmeran en presentarse con esplendor y majestuosidad en todo momento. Por ello, los tronos de los aquelarres que transportan a la hermandad lahmiana están adornados con artefactos raros y sembrados de cojines bordados en seda y otras galas. A lo largo de los siglos, las Lahmian se han vuelto expertas en las artes de la predicción y la presciencia para ir un paso por delante de los agentes que las persiguen. Los Tronos del Aquelarre llevan grandes cuencos encantados llenos de sangre virgen fresca, en los que las siervas del Vampiro pueden adivinar el futuro. Sin embargo, nadie sabe cuál es el propósito final de los Lahmianos[1a].
A pesar de su lujo, estos ostentosos palanquines son potentes armas en el campo de batalla. Los propios Vampiros se mueven con tanta rapidez que son prácticamente invisibles a los ojos, pero su verdadera fuerza reside en su unidad. Un aquelarre de Vampiros luchando como uno solo es una perspectiva tan formidable como la de cualquier Dragón o Señor Demonio.